Hoy, os llevamos de paseo hasta la isla Reunión, departamento de ultramar francés, situado en el océano Índico, al este de Madagascar, para presentaros el pueblo de Hell-Bourg. Su peculiar situación geográfica (en el interior de la isla, dentro del circo glaciar del Pitón de la Nieves) junto con su arquitectura colonial cuentan una historia única.
Es cierto que Isla Reunión no guarda monumentos, al menos destacables, de un pasado más o menos reciente. Este enclave del archipiélago de las Marcareñas comenzó a ser habitado de forma permanente hace tres siglos, pero muchas de las construcciones que fueron levantadas entonces se vinieron abajo por culpa de los ciclones o de diversas erupciones volcánicas. Pero si hay algo que merezca la pena no pasar por alto es la gran cantidad de casas criollas que conserva, las cuales mezclan con bastante gracia la arquitectura colonial francesa con la percepción del mundo de una población multiétnica venida de India, China o países africanos como Madagascar.
En los años 1830, Hell-Bourg es todavía un territorio natural salvaje cuando llegan su primeros habitantes : los esclavos «marrones» quienes huyen de las plantaciones de la costa, y los primeros colonos obligados a refugiarse en el interior de la isla para protegerse de los fuertes ciclones. La razón de la existencia de Hell-Bourg se debe a un descubrimiento casual. Durante una jornada de caza, en 1842, se hallaron unos manantiales en una zona suficientemente alejada y aislada del Circo de Salazie, el más frondoso y lluvioso en Isla Reunión. Poco después se confirmaron las propiedades medicinales y terapéuticas de estas aguas y nace la estación termal. Ésta se hizo tan famosa en la isla que a su alrededor los grandes señores dueños de las azucareras y plantaciones de vainilla se construyeron in situ casas de campo para así poder permanecer más tiempo en este “nuevo retiro”. De ese modo nacería un pueblo llamado Hell-Bourg que, a pesar de que su nombre nos lleve a pensar en “el infierno”, no hay nada más lejos de la realidad, ya que el tal Hell era un Gobernador bastante conocido de la entonces colonia francesa de Madagascar. Y de infierno el lugar tiene poco.